Mostrando entradas con la etiqueta fer. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta fer. Mostrar todas las entradas
domingo, 8 de junio de 2008
para comenzar a dar rienda suelta a la "lit"...
Un poemita.
Necesidad
necedad de sí
si resuelve en do,
en do mayor,
pero no resuelve
su necedad
necesidad de
caer siempre
en do.
y tambien... un llamado al diálogo. al diálogo literario.
que se quite las armas y se calce los guantes.
que sea golpe a golpe y verso a verso
que se calce las otras armas, las secretas:
Las tragicomedias se estrenan todos los días, y aunque la siembra sea constante, la cosecha es un hecho aislado realizado por un personaje en concreto entre los muchos posibles. Tal vez el único punto en común entre todos ellos es el saber que nunca se sale ileso de un otoño.
El fruto obtenido depende del decorado ocasional y, no en menor medida, de los espectadores. (la obra de arte es valorada por la recepción, la interpretación que se pueda hacer de ella).
El ámbito, llámese teatro, plaza publica o vida "real" es, a diferencia de lo que se puede llegar a creer, indistinto, no influye significativamente al momento de recoger la siembra. El decorado solo sirve para que el receptor (intencionado o no) tenga una vaga idea de lo que está presenciando, y encuentre algunas premisas de lectura.
El punto clave a tener en cuenta es el clima.
Un ambiente árido (tu nombre se parece a la aridez. Fonéticamente, aunque...) generará disconformidad, ira.
Un ambiente frío, dará por resultado una inestable angustia con tintes de melancolía.
La mezcla de frentes puede desencadenar diversas vicisitudes. Incalculables, inevitablemente destructivas.
Aunque ya no pienso exactamente eso. (pero quedo lindo y no lo quería abandonar)
Diego por fer
El papel que obtuve tenia escrita la palabra "die".
"Muere", pensé inmediatamente, y no estuve tan errado. A este chico pálido, pequeño, parsimonioso (en apariencia) lo rodea un halo de misterio (?) que de algún modo nos remite a esa palabra.
A "muere", no a "muerte". Y es que al pichón de lingüista, tangómano y ñoño, de postura (que no impostura) misantrópica podemos tranquilamente ponerle en la boca palabras que nunca dijo acerca del deseo de muerte ajena sin sentir realmente que estamos faltando a LA VERDAD.
Si bien desconozco ampliamente su biografía, una intuición (o tal vez una repetición indefectible que se da en las personas) me recuerda los verbos modelo del español: Amar, temer y partir. tres premisas con las que abordar sus textos de corte filosófico, donde la indeterminación rige tanto los "yoes" ("yo poético","yo psicológico" y "yo autobiográfico", porque no) como los espacios, o la percepción que se tiene de los otros.
Si anteriormente hablamos de tres verbos modelo (de conjugación? de arte? de vida?), podemos ahora anexar a ellos un ultimo verbo-premisa: volver, que no por nada adscribe a la segunda clasificación de ellos.
Y es que siempre volvemos a temer
Para Krivochen, siempre volvemos a volver.
"Muere", pensé inmediatamente, y no estuve tan errado. A este chico pálido, pequeño, parsimonioso (en apariencia) lo rodea un halo de misterio (?) que de algún modo nos remite a esa palabra.
A "muere", no a "muerte". Y es que al pichón de lingüista, tangómano y ñoño, de postura (que no impostura) misantrópica podemos tranquilamente ponerle en la boca palabras que nunca dijo acerca del deseo de muerte ajena sin sentir realmente que estamos faltando a LA VERDAD.
Si bien desconozco ampliamente su biografía, una intuición (o tal vez una repetición indefectible que se da en las personas) me recuerda los verbos modelo del español: Amar, temer y partir. tres premisas con las que abordar sus textos de corte filosófico, donde la indeterminación rige tanto los "yoes" ("yo poético","yo psicológico" y "yo autobiográfico", porque no) como los espacios, o la percepción que se tiene de los otros.
Si anteriormente hablamos de tres verbos modelo (de conjugación? de arte? de vida?), podemos ahora anexar a ellos un ultimo verbo-premisa: volver, que no por nada adscribe a la segunda clasificación de ellos.
Y es que siempre volvemos a temer
Para Krivochen, siempre volvemos a volver.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)